PÍRAMO Y TISBE EN SAN AGUSTÍN

14.02.2022

Cubierta de un libro del siglo XVI con imagen de Píramo y Tisbe. Fuente Wikimedia.

Esta semana es San Valentín y quiero dedicar las publicaciones de esta semana al mito de Píramo y Tisbe, uno de los mitos de amor más bonitos y sobre todo que más lejos ha llegado como vamos a ver hoy. 

 La historia de Píramo y Tisbe se nos transmite en el libro IV en los versos del 55 al 166 de las Metamorfosis de Ovidio. En sus versos Ovidio nos cuenta que los dos jóvenes amantes eran vecinos en Babilonia y sus familias no dejaban que tuviesen una relación por lo que hablaban a través de una rendija en una pared. 

En una de esas conversaciones, decidieron fugarse quedando a las afueras de su ciudad. Tisbe llegó antes y al ver una leona, se escondió en una cueva cercana, pero al escapar, se le cayó su velo y la leona después jugó con él manchándolo de sangre. La leona se fue dejando el veló manchado en el suelo. 

Píramo lo encontró, pensó que Tisbe había muerto y se quitó la vida. Tisbe salió de la cueva y se encontró a Píramo muerto por lo que se quitó la vida también. 

En la literatura inmediatamente posterior a la clásica encontramos testimonios de la historia de estos amantes en la obra De Ordine de San Agustín que nos cuenta que el reescribir el amor de estos jóvenes era una práctica en las escuelas de retórica por esto que dice a su amigo en IV, 8: "Siento verte andar cantando y lamentando en pos de tus versos de todo metro, que levantan en ti y la verdad un muro más grueso que el que separaba a los amantes de la fábula que cantas, pues ellos se comunicaban por una delgada hendidura. Estaba poetizando sobre los amores de Píramo". 

 También San Agustín habla de ello en V, 12: "Aunque me tengas por un curioso impertinente, y ciertamente debo serlo para ti por haber interrumpido tu coloquio con Píramo y Tisbe, insistiré en proponerte algunas cuestiones". 

 Además, se conservan algunos ejercicios retóricos que lo prueba, también conservamos unos comentarios a las Bucólicas de Virgilio de un códice del siglo XI donde se alude a esta historia.